jue 31 mar 2016 15:44:28 WEST
La tentación editorial es algo que nos viene de antiguo, como queda consignado en más de un documento y en varias ediciones realizadas.
Pero, en general, todas las líneas de pensamiento en este terreno nos
conducían a rechazar la posibilidad de atender las aspiraciones literarias ajenas al teatro de muchos de nuestros colaboradores y amigos, por evidente falta de ajuste dentro de nuestros esquemas. Una vez cercenada esa posibilidad, todos los desarrollos subsiguientes siempre estuvieron enmarcados en el ámbito de nuestra labor, en lo que hemos denominado «departamento de ediciones» cada vez que, ocasionalmente, emprendimos alguna iniciativa.
En paralelo y sin ninguna relación, la noción de Clubes la fuimos
desarrollando para ofrecer una vía de acercamiento a través de
actividades que podíamos atender, ajenas al teatro y quizá a la
cultura, en un esquema de «abono» específico de los miembros y
colaboradores interesados. Su modelo de funcionamiento ha estado
normalmente inspirado en los clubes comerciales, aunque nosotros
rebajábamos parte de ese prisma y le agregábamos un enfoque social
compensatorio.
Nunca se nos ocurrió pensar en un posible «club de escritores» al
margen de las tareas teatrales y del Taller de Dramaturgia, entendido
como de «abono» a servicios nuestros, en la medida en que en aquella
época los recursos de cómputo eran muy escasos y caros y toda la
oferta productiva estaba en manos exclusivas de las imprentas, sin
posibilidad real de trascender ese esquema. Hicimos un estudio y casi
un intento práctico de adquirir una multicopista digital para cubrir
parte de las opciones de impresión, aunque finalmente todo quedó
paralizado.
Pero los tiempos han cambiado. Primero vinieron las imprentas
rápidas, después se abrió una cuota de mercado importante en la
impresión digital bajo demanda, la autoedición (autopublicación) se ha
extendido enormemente, y los autores afrontan su labor publicadora en
otro contexto y parcialmente con otros retos. En el nuevo entorno se
ha producido incluso el encuentro reivindicativo de autores
auto-publicados, con algunos de los cuales hemos colaborado dentro de
nuestro despliegue de iniciativas para la unión de creadores en
distintas plataformas.
Por otra parte, si bien siempre hemos mantenido contactos
relativamente asiduos con escritores, en estos momentos desarrollamos
actividades regulares que los integran de manera acusada y, en
general, hemos ampliado las actividades relacionadas con el mundo del
libro impreso hasta extremos insospechados hace poco.
Nuestro conocimiento del medio se ha multiplicado y las críticas
conceptuales a la actual situación según la cual se presentan como
«editoriales» un sinfín de ofertas comerciales que le cargan todos los
costes a los autores -ofertas que, de todos modos, los autores no
publicados se ven abocados a contemplar-, nos hace pensar en un modo
de optimizar las actuales posibilidades, organizando a las personas en
torno a los mejores paquetes de opciones que podamos no solo
encontrar, sino también negociar como entidad.
La creación de un «Club de Escritores de Manticore» resolvería los
handicaps históricos y normativos señalados anteriormente y abriría un
nicho concebido para que se abonen los miembros de nuestra asociación
que tengan vocación literaria y escritora más allá de lo teatral y
como modo de enganche de otros escritores, con el objeto de ofrecer a
todos ellos la posibiidad de la auto-publicación impresa en
condiciones mejores a las que son el estándar actual, amén de estudiar
más opciones y ver la manera de integrarlas, así como de abordar
igualmente parte de las facetas adjuntas de promoción y distribución.
Las condiciones son las habituales: estar dado de alta en Manticore, o
darse de alta exprofeso; y abonarse específicamente al club, con la
cuota que se determine. Como siempre, le son de aplicación la
filosofía y normas sobre promociones radiales.