Esperanza nos marca el camino

Independientemente de su nombre, los "órganos de poder popular" eran una deducción natural del programa de PCU de 1977 y quedaron formalmente expresados en los de UPC de 1979 y 1983.

Manticore nació como grupo teatral activista con la misión expresa (entre otras) de apoyar dichos programas, y desde entonces se ha mantenido siempre dentro de ese marco conceptual.

El siguiente artículo de uno de nuestros miembros es un buen recordatorio de nuestras definiciones, de especial oportunidad, pues se supone que nos encontramos en la antesala de lo que podría (debería) ser un cambio sustantivo en las prácticas municipales de numerosas ciudades del país.

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ESPERANZA NOS MARCA EL CAMINO: LOS SOVIETS

El fino olfato de clase de Esperanza Aguirre ha calado a fondo el quid
de la cuestión. En la política burguesa (y especialmente en la de la
casta) todo vale, siempre que no se pongan en cuestión los cimientos
de esa política. No quiere a Ahora Madrid y hará todo lo posible por
escorarla pero, si no puede con ella, le ofertará la integración.

¿Que hay que rebajar los niveles de presión social sobre los
indigentes? Bueno, pues se hace. Al fin y al cabo, se ha vivido
mucho tiempo con ordenanzas municipales más tolerantes. ¿Que hay que
ser un poco menos descarado con las empresas privadas a las que se les
entrega buena parte de las arcas municipales? Bueno, pues se vuelven
a ajustar los parámetros. Ya se buscarán otras rendijas por donde
colarlas.

Aplicar desde las alturas del poder una política más indulgente con el
pueblo, incluso medidas en cierta sintonía con los intereses
populares, no deja de ser más de lo mismo: se ha venido haciendo desde
hace décadas, en España y en todas las democracias occidentales, desde
políticos más "bondadosos" y preocupados, ya fueran socialdemócratas o
incluso gente de derechas.

A Ahora Madrid (léase cualquier candidatura alternativa de unidad
popular) se le puede permitir de todo, de todo, de todo: políticas
sociales, cogobierno en la institución, blablabla, MENOS UNA COSA: que
instaure Soviets en los barrios y distritos. Es decir, que le de el
poder al pueblo, que se busque un sistema estructuralmente sólido que
haga que los concejales sean simples coordinadores de un proceso de
construcción de poder popular.

Los Soviets (llámenlos como quieran), por supuesto, no son ni "mesas
transversales", ni "consejos municipales", ni cualquier otra figura con la que se
pretenda cubrir el expediente de la "participación ciudadana", por muy
interesantes y necesarias que sean como medida provisional. Los
Soviets son órganos de poder popular, que asumirían la responsabilidad
de las decisiones de un amplio abanico de asuntos locales y
sectoriales.

Ese es nuestro reto.
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Acerca de Manticore, Mov. Teatral

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